Читать книгу Поцелуй и другие легенды. Уровень 1 / El beso y otras leyendas онлайн

– ¡Capitán! – exclama en ese momento uno de sus camaradas en tono burlón, – ten cuidado con lo que haces… Recuerda que estas bromas con la gente de piedra pueden salir caras…[42] Recuerda lo que le pasó a los húsares del 5.º en el monasterio de Poblet… Se dice que los guerreros del claustro, una noche, empuñan sus espadas de granito y causan problemas a aquellos que se entretienen en pintarles bigotes con carbón.

Los jóvenes acogen esta ocurrencia con risas, pero el capitán, sin prestar atención a sus risas, continúa inmóvil, siempre enfocado en la misma idea.

– ¿Creéis que yo le hubiera dado el vino si no supiera que se lo traga al menos el que le cae en la boca… ¡Oh!.. no! Yo no creo como vosotros que esas estatuas son un pedazo de mármol tan inerte hoy como el día que lo arrancaron de la cantera. Indudablemente, el artista, que es casi un Dios, le da a su obra un soplo de vida que no logra hacer que ande y se mueva, pero que le infunde una vida incomprensible y extraña; vida que yo no me explico bien, pero que la siento, sobre todo cuando bebo un poco.

– ¡Magnífico! – exclaman sus camaradas, bebeт y prosigueт.

El oficial bebe, y fijando los ojos en la imagen de doña Elvira, prosigue con una exaltación creciente:[43]

– ¡Miradla!.. ¡Miradla!.. ¿No veis esos cambiantes rojos de sus carnes mórbidas y transparentes?.. ¿Parece que por debajo de esa ligera piel azulada y suave de alabastro circula un fluido de luz color de rosa?..[44] ¿Queréis más vida?.. ¿Queréis más realidad?

– ¡Oh! sí, seguramente, dice uno de los que le escuchan; quisiéramos que fuera de carne y hueso.

– ¡Carne y hueso!.. ¡Miseria, podredumbre!.. – exclama el capitán. – Quiero besar a esta hermosa mujer[45]. ¡Oh!.. sí… un beso… solo un beso tuyo podrá calmar.

– ¡Capitán! – exclaman algunos de los oficiales al verle dirigirse hacia la estatua como fuera de sí, extraviada la vista y con pasos inseguros… – ¿Qué locura vais a hacer? ¡Basta de broma y dejad en paz a los muertos![46]

El joven ni oye siquiera las palabras de sus amigos y, tambaleándose y como puede, llega a la tumba y se aproxima a la estatua, pero al tenderle los brazos, resuena un grito de horror en el templo. Arrojando sangre por ojos, boca y nariz, ha caído desplomado y con la cara deshecha al pie del sepulcro[47].